Domo-kun Sleepy ~ Santiago Pinotepa Nacional Oaxaca




El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen mesoamericano1 que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.

Es una festividad que se celebra en México y en algunos países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. La Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.2 Existe en Brasil una celebración similar conocida como Dia dos Finados, aunque esta festividad no tiene las mismas raíces prehispánicas que el Día de los Muertos.


El culto a la muerte en México no es algo nuevo, pues ya se practicaba desde el año 1800 a.C. Así mismo en el calendario mexica que se localiza en el Museo de Antropología, podemos observar que de los 18 meses que forman este calendario, había por lo menos 6 festejos dedicados a los muertos. Los evangelizadores cristianos de tiempos coloniales aceptaron en parte las tradiciones de los antiguos pueblos mesoamericanos para poder implantar el cristianismo entre dichos pueblos.

Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años. Ente los pueblos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

Ofrenda

Frutas, flores, comida, tamales, atole, chocolate y hasta cerveza, son las ofrendas más comunes con que las familias de esta región costeña adornan sus altares, además de colocar una fotografía del ser querido fallecido; se colocan velas y se rinde culto al colorido altar con humo de copal.Además de las flores de Itacúan, como se le llama en el dialecto mixteco a la flor de cempasúchil en esta región, los pobladores indígenas, quienes vinieron de las comunidades de Jicaltepec, Jicayán y El Carrizo, trajeron a ofertar cañas, camotes, panela, pan dulce.



El grupo de vendedores señaló que para poder hacer uso de un lugar en el mercado en estos días de festividades, tienen que pagar a la administración del mismo una cuota diaria de entre 15 y 5 pesos, de acuerdo a la cantidad de flores que vayan a vender."Nos dieron un espacio en el estacionamiento, tenemos que pagar, aunque tengamos un poquito de flores; nos vienen a cobrar a cada rato, hay unos que pagamos quince pesos, otros cinco, según lo que traigamos".


Visita al Panteón

Continuando con las festividades de los fieles difuntos, las familias costeñas acudieron en la víspera de esta celebración a los panteones municipales de esta ciudad, en donde en un ambiente familiar, limpiaron, resanaron y pintaron las sepulturas de sus difuntos.Después de recibir hoy y mañana la visita de sus familiares ya fallecidos, la tarde del día 2, nuevamente reunidos, los costeños llevarán a los panteones las flores que adornaron sus altares, llenando de colorido las sepulturas y por la noche, colocarán velas en las puertas de sus hogares, para iluminar el camino de regreso de los fieles difuntos.Tradicional festejo

Los preparativos de esta fiesta inician con la limpia de criptas en el panteón municipal; las familias acuden a blanquear o pintar las tumbas donde reposan los restos de sus seres fallecidos; asimismo, desyerban los espacios entre una cripta y otra.Según la tradición, la visita de las almas de los difuntos al mundo de los vivos inicia el 31 de octubre; en esta fecha, se dice, llegan las almas de los niños fallecidos y es el día de hoy, cuando se presentan las almas de todos los difuntos mayores.




En los hogares, los altares lucen coloridos con diversos floreros y arreglos elaborados con la flor de "itacuán" en dialecto mixteco (flor de cempasúchil) y flores de cresta de gallo; además de la imagen religiosa en el altar, son colocadas algunas fotografías de los seres ya fallecidos.

Asimismo, se colocan las ofrendas, las cuales son aquellos platillos que en vida degustaba el difunto; las familias costeñas colocan desde tamales de pescado, tichinda, mole de pollo, dulces de tejocote y calabaza, atole de arroz y panela, frutas, como: naranjas, mandarinas, plátanos, peras, cañas, además de bebidas como cerveza, refrescos y aguardiente.

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