Domo-kun Sleepy ~ Santiago Pinotepa Nacional Oaxaca


La cultura es una capacidad humana por medio de la cual se trasciende a través del tiempo y del espacio. Tal capacidad puede manifestarse en múltiples formas: la sociedad, la política, la religión, la economía o el arte. La danza es un arte de singular belleza, acompañarlo de música y significado para hacer una pieza dancística ha encontrado muchas formas de expresión a lo largo y ancho del mundo.La música y la danza son dos de las manifestaciones de la vida humana que mejor reflejan las expresiones externas de una cultura, los sentimientos religiosos y los perfiles éticos y sociales de un pueblo.

La danza es el ritmo percibido visualmente, y nació de la observación de que el ritmo mismo es el elemento fundamental del movimiento universal: el cosmos se encuentra en constante movimiento rítmico. Desde galaxias y planetas hasta el funcionamiento del cuerpo humano, el ritmo aparece constantemente gobernando el movimiento y la vida. Ésta también sigue un ciclo rítmico de nacimiento, juventud, madurez, vejez y muerte. México tiene una enorme tradición dancística con cuatro principales elementos de constitución: los tres grupos étnicos de los que surgió y las influencias de otras culturas con que ha contactado. 

Estos elementos son, en primer lugar, la supervivencia de los fundamentos culturales prehispánicos; en segundo, la influencia española ejercida a partir de la Conquista, permeada a su vez por elementos del resto de europa, además de modelos árabes y africanos; en tercero, los elementos culturales de los pueblos africanos que fueron introducidos durante la época de la Colonia, principalmente a las zonas costeras; por último, en forma indirecta, la influencia de países antillanos y sudamericanos, del sur de los Estados Unidos de América y algunos países europeos que tuvieron una intervención, directa o indirecta, en la historia de México, fundamentalmente Francia, Inglaterra y Austria.

En las fiestas mexicanas, en una mezcla de tradición cristiana e indígena, se perciben una serie de elementos que muestran toda una cosmovisión, es decir, una forma de ver al mundo, de entenderlo y de rebelarse contra él y contra la sociedad en que se es tá inmerso. La danza es una de las formas de expresar esta visión del mundo y de rendir culto a lo inexplicable. El tiempo indígena aparentemente se determina según las fiestas católicas, sin embargo, el catolicismo es rebasado por las tradiciones culturales de los pueblos indios que van mucho más allá de la evangelización cristiana y de la conquista cultural y social que pretendieron imponer los españoles
Así, los indígenas no renunciaron a sus creencias y costumbres, éstas se infiltraron en las nuevas que se introducían, dando lugar a una suigeneris forma de expresión que mantuvo las raíces indígenas pero mostraba las influencias de los conceptos artísticos, filosóficos y morales que impusieron los europeos. Las nuevas formas de expresión se manifestaron en algunos campos con mayor claridad que en otros. La música y la danza fueron afectadas primeramente; la guitarra y otros instrumentos de cuerda y viento fueron rápidamente adoptados por los indígenas, y es tos instrumentos se utilizaron asimismo en el desarrollo de la música y danza mestizas. 

Los evangelizadores cristianos vieron en las danzas un instrumento de gran utilidad para sus fines e intentaron incorporarlas como una más de sus herramientas, impregnando los elementos culturales autóctonos de los conceptos cristianos.
De esta manera, el combate entre Caballero Tigre y Caballero Águila fue sustituido con elementos nuevos, como la pugna entre moros y cristianos en que la intervención de los santos ayudaba a combatir a los enemigos de la fe católica. Tal mezcla de elementos produjo un sincretismo sin par que conserva elementos cristianos y no cristianos en una amalgama sorprendente de valores estéticos y morales.

Y al singular resultado que produjo el fenómeno histórico de la Conquista, se le combinó además la herencia cultural de los negros africanos que fueron traídos a América como mano de obra esclava. La fuerza de las ejecuciones dancísticas y el ritmo inigualable de los africanos le dieron matices únicos a las danzas costeñas, ya que fueron las costas los lugares principales de su asentamiento. Aunque las danzas de la Costa son mayoritariamente indígenas, las influencias europea y africana son evidentes. A veces, aunque la melodía sea de raíz prehispánica, está interpretada con técnicas e instrumentos europeos o con ritmos africanos y antillanos.

Los elementos constitutivos que se han mencionado y las variaciones inevitables que el tiempo y la gente incorporan a las manifestaciones culturales, han hecho que las danzas en la actualidad hayan variado su estructura en la forma, pero en la mayoría de los casos mantienen intacto el fondo. Como muestra del profundo sentido que aún conservan las danzas y las fiestas en muchas regiones de México, éstas no constituyen un motivo de descanso y recreación sino, por el contrario, la actividad se intensifica y la gente aporta su tiempo, trabajo y dinero. La preparación de una fiesta patronal dura un año entero, durante el cual se consiguen los recursos para festejar de la mejor manera posible al Santo Patrón bajo cuya protección se vive y trabaja.

La responsabilidad de la fiesta descansa en un grupo o un individuo. En el primer caso se forman comités especiales (mayordomías) para la organización de una fiesta. Entre los vecinos del pueblo se encargan de adornar calles y plazas, preparar comida suficiente para la población y sus visitantes, y pagar a músicos o danzantes cuando no hay en la comunidad. En otras ocasiones toda la responsabilidad de la fiesta recae en un sólo individuo (mayordomo), para quien es un honor del que habrá de obtener un prestigio ante la comunidad en caso de cumplir adecuadamente con el compromiso

Las danzas de la Costa Oaxaqueña son más que un simple motivo de esparcimiento, significan un acontecimiento social importante y poseen, además, un profundo sentido mágico y religioso. El danzante no baila para su diversión o la del público: sus danzas son una plegaria que invoca el apoyo de las fuerzas superiores, que él considera dominan al mundo, para demostrar devoción y respeto a la divinidad. En muchas danzas populares de la región encontramos similitudes y constantes que las diferencian de expresiones culturales de otros lugares. 

Una de esas constantes es sin duda la costumbre indígena, reforzada por influencia africana, que hace danzar exclusivamente a los hombres, aún cuando la danza contenga personajes femeninos. Otra constante es la aparición recurrente de dos personajes: el Pancho y la Minga, pareja a la que las diferentes historias de las danzas atribuyen distintos orígenes y atributos, pero coinciden en representarlos de manera semejante: como un rico ganadero y su esposa. Existe una tercera constante que comparten las danzas de la región con muchas danzas del país: el uso de la máscara. 

La máscara se usa en México como resultado de hondas raíces tradicionales y le confiere al danzante el sentido definitorio de su arte, tal como lo expresan Tonatiúh Gutiérrez y Elektra Momprade: En la época precortesiana era parte del ritual y estaba íntimamente vinculado al culto de los muertos. Las máscaras representan ya sea diferentes animales, hombres viejos de cabellos blancos y rostros arrugados; sirven también para que el danzante tome la personalidad del europeo, con su rostro blanco y barbado, o bien representan las fuerzas del mal con todos los atributos físicos del demonio. Pero al ponérsela, el danzante siempre oculta su rostro, se despoja de su personalidad de todos los días y con ella de sus inhibiciones normales; se identifica con el ser que representa y por espacio de unas horas se pone a vivir frenéticamente la vida de éste.

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